El Camino de Santiago a Finisterre finalizando en Muxía

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Las cascadas de Ézaro.
Las cascadas de Ézaro.

La primavera es uno de los mejores momentos del año para acercarse a conocer Santiago de Compostela. Declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1985, la ciudad jacobea tiene mucho que ofrecer a quien la visita por primera vez y también a quien repite. En apenas un par de jornadas, los visitantes primerizos podrán adentrarse en su casco histórico comenzando por las cuatro plazas que rodean la Catedral –Obradoiro, Quintana, Platerías e Inmaculada y continuando por monumentos tan emblemáticos como el Palacio de Rajoy, el Colegio de San Jerónimo -actual Rectorado de la Universidad de Santiago- la Plaza de Abastos o la Casa del Cabildo.

A mediodía es buen momento para acercarse a conocer la zona de Santo Agostiño y las calles que están alrededor del Mercado de Abastos. Estas se suman a las tradicionales Rúas de Franco -que debe su nombre a los peregrinos franceses- y la de A Raíña, cuyas tabernas y casas de comidas ofrecen suculentas propuestas a buen precio. A unos 10 minutos andando, está la zona nueva de la ciudad, conocida como el Ensanche, en la cual conviven locales para estudiantes con vinotecas y gastrobares de diseño moderno. Por la noche, la zona de San Paio de Antealtares, Porta do Camiño y las calles que están en torno a la Praza Roxa, en la zona nueva, ofrecen al turista numerosas opciones para disfrutar de la noche compostelana.

Cabo de Finisterre.
Cabo de Finisterre.

Aquellos que ya conozcan la ciudad del apóstol y prefieran aprovechar su visita a la capital gallega para conocer más a fondo la provincia, pueden realizar el camino de Santiago a Finisterre finalizando en Muxía, dos lugares cargados de simbolismo en los que antiguamente se situaba el fin del mundo conocido. El trazado además del propio Santiago, propone recorrer los municipios de Ames, Negreira, Mazaricos, Dumbría, Cee, Corcubión, Finisterre y Muxía, siendo los últimos los más interesantes. Un trayecto pensado para ser realizado en una única jornada si el viajero se desplaza en coche, dada la cercanía de estas localidades con Santiago de Compostela.

En Dumbría, el viajero podrá disfrutar de un espectáculo único, la desembocadura del Xallas. Desde una altura superior a los 100 metros, el río se precipita en caída libre a la ría de Ézaro, frente al cabo Finisterre, en el Océano Atlántico. De hecho, es el único río europeo que cae al mar de esta espectacular manera, por lo que visualmente resulta muy atractivo. Aunque la cascada puede visitarse todos los días del año, el mejor momento para disfrutarla en todo su esplendor es del 21 de junio al 21 de septiembre los sábados y las vísperas de festivos de 23.00 a 00.00 horas, coincidiendo con el horario de la iluminación. Precisamente entre los municipios de Dumbría y Carnota, en la desembocadura del río Xallas y el arenal de Carnota, se encuentra el Monte Pindo. Un macizo de 627 metros de altura cuyo interior destaca por su amplio conjunto de formas granilíticas, que sugieren castillos y otras figuras, ejercitando la imaginación de quien lo visita.

Muxía.
Muxía.

La siguiente parada llevará al viajero hasta el pueblo típicamente marinero de Corcubión, cuyas playas llaman la atención del turista por su extraordinaria belleza. Casi unida con la vecina localidad de Cee, los principales atractivos de esta singular villa, son el Pazo de los Condes de Altamira, su puerto, Casa Miñones -que refleja la fusión de la arquitectura tradicional gallega con el estilo modernista de la época-, el Castillo del Cardenal o la iglesia de San Marcos.

A tan solo 15 minutos en coche de Corcubión, cabo Finisterre acoge el verdadero secreto de la Costa da Morte. Un territorio compuesto por paisajes agrestes e impresionantes playas que durante siglos fue considerado el límite de las tierras conocidas. Una vez en el faro, las majestuosas vistas del acantilado sobre el océano Atlántico sorprenderán sin duda a quien lo visita ya que no todos los días uno tiene la oportunidad de ver amanecer desde el fin del mundo.

Antes de finalizar esta completa excursión de Santiago a Finisterre merece la pena subir un poco más al norte hasta alcanzar Muxía, cuya historia cultural va indiscutiblemente ligada a su Santuario de la Virgen de la Barca. Cuenta la leyenda que la Santa llegó en un bote de piedra a este sagrado lugar para infundir ánimos al apóstol Santiago. Hoy en día la llegada al Santuario es, para los peregrinos, la esperada recompensa al esfuerzo realizado para alcanzar el final del Camino Xacobeo que va de Santiago hasta Muxía y Fisterra.

Playa do Rostro, en Fisterra.
Playa do Rostro, en Fisterra.

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Foto y textos cortesía del Hotel Carrís Casa de la Troya.

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