La plaza de la Virgen y su entorno, un escenario espectacular en la Valencia histórica
El mes de marzo es muy especial para la ciudad de Valencia. La capital del Turia se viste de fiesta para recibir a la primavera, un atuendo que elabora a base de fuego, ruido, color y arte, mucho arte. Miles de visitantes inundan las calles y los buñuelos, dulce tradicional de la celebración, son la mejor compañía para descubrir paseando esta ciudad vibrante, luminosa y llena de vida.
La fiesta de las Fallas se vive en las calles y toca zambullirse en el ambiente de esta alegre celebración. La ciudad amanece estos días alfombrada de coloristas monumentos de dimensiones considerables en los que se pueden contemplar a los famosos ninots, figuras artísticas que suelen caricaturizar e ironizar sobre diferentes temas de actualidad. Estas auténticas piezas de arte acaban siendo presa de las llamas el 19 de marzo, día de San José, como culminación de esta celebración declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Entre tanto agradable bullicio, no queremos perdernos ni un rincón de esta ciudad mediterránea, situada en el este de la península ibérica, que combina de maravilla la tradición y la historia con la modernidad. Valencia se pasea bien y perderse en sus innumerables rincones no defrauda nunca. Nosotros vamos a dirigir nuestros pasos a un punto muy concreto ubicado en el corazón histórico de la ciudad: la plaza de la Virgen y su bello entorno.
Esta plaza forma parte del casco antiguo de la ciudad y está llena de puntos de interés, además de terrazas en las que compartir plácidamente una pausa. Uno de los momentos más emotivos que se pueden vivir en este punto de Valencia es la Ofrenda de Flores a la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad. Es uno de los actos más emotivos y vistosos. Los días 17 y 18 de marzo todos los miembros de las comisiones falleras, ataviados con el traje regional y acompañados de las bandas de música que amenizan el camino, discurren por las calles de la ciudad en dirección a la plaza de Virgen, lugar en el que ofrecen su homenaje floral a la Geperudeta, que es como cariñosamente llaman los valencianos a su patrona.
Este lugar de la ciudad del Turia es siempre un ir y venir de personas, además del sitio escogido por muchos valencianos para realizar diferentes manifestaciones de todo tipo: danzas tradicionales, música…
Todo lo que allí sucede transcurre bajo la atenta mirada de muchas palomas que revolotean por la zona y de la Fuente del Turia, una obra monumental con una gran figura central de bronce que representa al río Turia y que reposa acompañada de ocho figuras más pequeñas que simbolizan las acequias que reciben su agua.
Hablando de agua, cabe destacar que Valencia conserva una interesante tradición que se desarrolla todos los jueves en la gótica Puerta de los Apóstoles de la Catedral. Se trata de la reunión semanal del Tribunal de las Aguas, una antiquísima institución de justicia que se reúne desde hace siglos para resolver los problemas de agua y organizar los riegos en tierras valencianas. Esta milenaria institución sigue aplicando un modelo de justicia que los hombres y mujeres de la huerta continúan respetando hoy en día. El Tribunal de las Aguas cuenta con la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
No dejamos la Catedral porque es uno de los símbolos de Valencia que reclaman nuestra atención en la Plaza de la Virgen. Esta joya arquitectónica que combina estilos como el barroco, el románico o el gótico, fue consagrada por el Rey Jaime I cuando conquistó la ciudad en el año 1238.
En este lugar existió originalmente un templo romano. Más tarde se edificó una iglesia visigoda y sobre ella una mezquita. Finalmente apareció la Catedral de Valencia que, como vemos, ocupa un punto que a lo largo de la historia ha sido elegido por diferentes pueblos y culturas para levantar sus templos sagrados. Una ubicación que parece contar con un componente mágico y especial.
Su torre campanario, El Miguelete o Micalet, es una de las construcciones más emblemáticas de la ciudad. Cuenta con más de 60 metros de altura. Si nos animamos a subir los 207 escalones de su empinada escalera de caracol, podremos alcanzar a ver una de las mejores vistas del núcleo histórico de Valencia.
Seguimos paseando por esta céntrica plaza valenciana y contemplamos el pequeño jardín del magnífico edificio del Palau de la Generalitat, sede del gobierno autonómico. Frente a él descubrimos otra de las joyas que destacan en la plaza: la Basílica de la Virgen de los Desamparados, templo barroco dedicado a la patrona de la ciudad que fue construido en el siglo XVII.
Nació con el objetivo de proporcionar ayuda y cobijo a los enfermos y desamparados. Su interior presenta un magnífico conjunto de pinturas al fresco realizadas en el siglo XVIII por el pintor Antonio Palomino.
No cabe duda de que la Plaza de la Virgen de Valencia es un punto clave de esta urbe mediterránea, un espacio espectacular que aún guarda muchas sorpresas que siempre enamoran al visitante. Son rincones que se descubren a lo largo del paseo agradable y atento al que siempre invita esta ciudad acogedora y cálida.
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