​Las Navidades más largas del mundo se celebran con estilo español en Filipinas

Las celebraciones son todo un acontecimiento, dando comienzo prematuramente en septiembre y finalizando en enero con la llegada de los Reyes Magos
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Filipinas y España ligaron su historia hace siete siglos consecuencia de los más de 300 años que el país asiático perteneció al imperio español. Durante este periodo, los españoles introdujeron en el archipiélago una parte de sus tradiciones que aún después de tanto tiempo, sigue presente en la cultura filipina.

Una de las tradiciones que asimilaron los filipinos fue el catolicismo. Y es que en un continente donde la religión predominante es el islam y el hinduismo, Filipinas es, con 100 millones de fieles, la tercera comunidad católica más grande del mundo, sólo por detrás de México y Brasil.

La liturgia católica marca el ritmo de vida de los filipinos, que reconocen en su calendario oficial festividades propiamente occidentales como la Semana Santa o la Navidad. De hecho, esta última es todo un acontecimiento, dando comienzo prematuramente en septiembre y finalizando en enero con la llegada de los Reyes Magos, convirtiéndolo en el periodo navideño más largo del mundo.

El Parol: el adorno navideño estrella

En Filipinas el adorno navideño por excelencia es una estrella policromática iluminada conocida con el sobrenombre de Parol. Se suele colgar en las puertas de las casas y representa el astro que guio a los Reyes Magos al pesebre de Belén donde la Virgen María dio luz a Jesucristo.

En la ciudad de San Fernando los establecimientos locales forran sus estantes con una variedad de paroles de todas las formas, colores y tamaños. El parol adquiere tal importancia, que todos los diciembres se celebra el Liglian Parul, un festival centenario en el que se exhiben paroles de enormes dimensiones que previamente han sido presentados a concurso. Quizá por esta razón, San Fernando ha sido bautizada como la Capital de la Navidad de Filipinas.

Simbang Gabi: las nueve misas que desembocan en Nochebuena

Panululuyan

El 16 de diciembre dan comienzo “las novenas”, el Simbang Gabi, una serie de nueve misas nocturnas que culminan en la noche del 24 con la Misa del Gallo. Estas ceremonias discurren entre las 3 y las 5 de la mañana, como tradicionalmente celebraban los agricultores en el siglo XVII, que empezaban sus labores en este horario para evitar el sol abrasador de media tarde.

Panunuluyan 22 Maria at Jose Glen Lopez

Concebidas como un lugar para el encuentro entre familiares y feligreses, el evento por antonomasia de estas nueve citas es el Panululuyan, una representación teatralizada del recorrido que muestra a María y José llamando puerta por puerta pidiendo sin suerte un techo bajo el que cobijarse. El peregrinaje finaliza en la Santa Iglesia coincidiendo con el comienzo de la Misa del Gallo.

Tras un largo día, los filipinos se recogen en sus casas para darse un festín de Nochebuena, en el que están presentes productos de la gastronomía nacional, tales como el queso de bola, el lechón, el pastel de carne y la deliciosa ensalada de frutas. Sin embargo, no podrás marcharte sin probar algunos platos como el bibingka -pastel de arroz y leche de coco- o el puto-bumbong, otro postre de arroz con un llamativo color morado.

Nochevieja: ruido ensordecedor para recibir el Año Nuevo

Manila New Year

La Nochevieja filipina también comparte ciertos rasgos con la tradicional española. Por ejemplo, es costumbre reunirse con la familia para cenar y degustar platos fáciles de cocinar, como el pansit, unos fideos de arroz con pollo y verduras.

La despedida del año es diferente según dónde te encuentres. Lo común es acercarse a alguna playa y hacer la cuenta atrás hasta que el reloj señale las 12, momento tras el cual se desata una tormenta de gritos, petardos y fuegos artificiales.

Para observar este espectáculo en su máximo esplendor habrá que acercarse a Manila, cuyos bares y restaurantes ubicados en los últimos pisos ofrecen una panorámica maravillosa de los fuegos artificiales iluminando y coloreando todos los rincones de la capital.

En el campo de las tradiciones, si en España las prendas de color rojo son sinónimo de buen augurio, en Filipinas lo son los lunares, por su forma idéntica a las monedas, simbolizan riqueza y abundancia.

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