Perast, la pequeña montenegrina

Esta bella población de Montenegro contiene uno de los conjuntos barrocos mejor conservados del Adriático
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Si nos encontramos de visita en Dubrovnik (Croacia) una de las mejores propuestas que nos realizarán será acercarnos a Perast, la pequeña localidad ubicada en la bahía de Kotor, en Montenegro, una sugerencia que no debemos rechazar. Con menos de quinientos habitantes, este municipio de pescadores despliega todos sus encantos desde su estratégico enclave.

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Esta joya balcánica enamora con su bien conservado centro histórico que luce impecable a pesar del terremoto que afectó a algunos de sus edificios en la década de los setenta. El casco antiguo de esta población nos envuelve con la esencia de la huella que dejaron los venecianos durante el período de su dominación entre los siglos XV al XVIII.

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Iglesias, palacios, torres vigías, un castillo… Parece increíble que quepa tanta maravilla en un espacio tan reducido. Incluso posee un museo, un lugar en el que se exhiben pedacitos de la historia de la población gracias a la reunión de muchas donaciones particulares que dan fe del rico patrimonio de la localidad.

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Si hasta el momento todo nos encanta, quedaremos aún más encantados cuando descubramos las dos grandes sorpresas que nos depara Perast: sus dos pequeñas islas en la bahía, ubicadas a muy poca distancia de su costa y hasta las que se llega en un plácido paseo en barca. En cada una de ellas se encuentra una iglesia: la de San Jorge y la de Nuestra Señora de las Rocas.

Isla de San Jorge

En esta diminuta isla natural se levanta un monasterio benedictino del siglo XII dedicado a San Jorge. También aquí se ubica el cementerio de la antigua nobleza de la población. Pasaremos en barca junto a este islote de camino a la otra pequeña isla.

Isla de Nuestra Señora de las Rocas

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Nos encontramos en una pequeña isla artificial que comenzó a construirse apilando rocas. Cuando en el siglo XV unos pescadores de la zona descubren una imagen de la Virgen María sobre una roca de la bahía, comenzaron a acumular más piedras sobre las que construyeron una capilla en su honor, convirtiéndose en un punto muy venerado de la localidad. La costumbre de apilar rocas se ha transformado en una celebración. Todos los años, en el mes de julio, los habitantes de Perast se acercan en pequeñas barcas iluminadas con antorchas para lanzar sus piedras como homenaje a su Virgen de las Rocas.

Revista Viajes y Lugares

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