Buscando dinosaurios en Amersfoort, la ciudad natal de Mondrian

No tenemos la certeza de que vayamos a tropezarnos con algún dinosaurio en este lugar, es una incógnita que intentaremos desvelar a lo largo de nuestro paseo por Amersfoort, una bonita ciudad medieval de la provincia de Utrecht, en los Países Bajos. De momento, hasta que localicemos las grandes huellas de algún tiranosaurio que nos pongan sobre la pista, vamos a disfrutar recorriendo esta población que ofrece una magnífica combinación de historia y modernidad.

Visitamos una urbe con un centro histórico muy bien conservado a pesar de que cuenta con bastantes años a sus espaldas, ya que su origen se remonta a la Edad Media. Uno de los principales atractivos de Amersfoort son los restos de las antiguas murallas que la protegían y las tres puertas de entrada a la ciudad que datan del siglo XIII. De ellas la más destacada es la conocida como Koppelpoort, con entrada terrestre y también fluvial. En este lugar se controlaba el acceso a la ciudad, permitiendo o negando el ingreso de los viajeros que querían acceder al interior de la población. La imagen que ofrece es fantástica, de hecho es uno de los monumentos arquitectónicos más fotografiados de Amersfoort.

Otra de las puertas es la llamada Monnikendam, formada por dos torres redondas unidas por un arco. En su interior hay actualmente un restaurante que ofrece una bellísima vista al jardín y al canal que discurre bajo la puerta.

Muurhuizen es el nombre de las casas ubicadas en una calle que prácticamente rodea el casco histórico y que se encuentran sobre el lugar que ocupaba la primera muralla que tuvo la ciudad. Se trata de antiguas construcciones de piedra que mantienen todo su encanto y nos acompañan a lo largo de un bonito paseo. Algunas de estas casas han obtenido la declaración de monumento debido a su valor histórico y cultural.

La torre campanario de la ciudad es otro de los lugares que queremos visitar. Curiosamente se encuentra en el centro geográfico de los Países Bajos y destaca por su altura, con casi 100 metros, y por las magníficas vistas que nos ofrece si nos animamos a subir sus 346 escalones. Para los habitantes de Amersfoort es un punto emblemático de su ciudad y el lugar escogido por algunas parejas para celebrar su boda.

Hemos recorrido la zona antigua de la ciudad y lo hemos hecho subidos a una bicicleta, el vehículo preferido por los habitantes de esta urbe y una buena forma de moverse por ella. De hecho, Amersfoort es conocida como la ciudad de las bicicletas.

Ahora es momento de descubrir muchos más detalles sobre la historia y los orígenes de la población. Para ello nada mejor que acercarnos al Museo Flehite, un magnífico edificio cercano al Ayuntamiento que nos gustará tanto o más que su interior. Dentro del museo podemos recorrer diferentes salas que nos describen detalles históricos y costumbres de esta población holandesa. También hay varios apartados con colecciones temporales de diferentes pintores y exhibición de cuadros de artistas locales.

Pero no olvidamos que estamos en la ciudad natal de uno de los artistas más influyentes del siglo XX, el pintor vanguardista Piet Mondrian, al que muchos identificarán rápidamente como el pintor de los cuadrados de colores.

Mondrian nació en 1872 en el seno de una familia protestante. Su casa es actualmente un museo que nos ofrece un interesante recorrido por la vida personal del pintor y que conserva buena parte de su legado artístico.

A estas alturas de nuestro paseo ya nos hemos percatado de que nos encontramos en una ciudad llena de aspectos interesantes. Además, es un lugar que proporciona al visitante una gran variedad de posibilidades de ocio: paseos en barco por sus canales, recorridos temáticos, dinosaurios… Sí, también dinosaurios. ¡Por fin los hemos encontrado!

Amersfoort cuenta con 75 dinosaurios repartidos a lo largo de un gran y espectacular bosque. Nadie corre peligro, porque se trata solo de estatuas, aunque de aspecto muy realista y a tamaño natural. Hay ejemplares de dinos de las diferentes etapas en las que poblaron el planeta y muchos de ellos están dotados de movimiento, detalle que impresiona un poquito. Es un lugar tan divertido como educativo que nos parece una estupenda manera de ponerle la guinda a este recorrido por una de las ciudades más interesantes de los Países Bajos.

Revista Viajes y Lugares