​Objetos que te embarcan en problemas si viajas con ellos en un crucero

Los pequeños electrodomésticos como cafeteras, hornillos y calentadores pueden suponer un peligro de incendio
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Estamos en plena temporada alta de reservas de cruceros en España y muchos de los más de 500.000 cruceristas españoles ya están organizando el suyo, una de las primeras cosas en las que uno piensa cuando va a viajar en crucero es la maleta, y si no hay que coger un avión para llegar al puerto, se tiene la tranquilidad de no tener que estar pensando en el peso de la misma, ni en si lleva una o dos, o si puede transportar botellitas con líquido mayores de 100 ml.

Hay navieras como Royal Caribbean que permiten a cada pasajero llevar a bordo un máximo de 90 kilogramos. Así que, una vez que se ha seleccionado la ropa, los productos de higiene, el entretenimiento a bordo como tablets, mp3, ordenador... surgen las dudas sobre si ciertos objetos se pueden subir al barco o no: ¿una plancha de la ropa? ¿botellas de alcohol? ¿mi secador de pelo? ¿unas velas?

El buscador de cruceros Aquotic da algunos consejos sobre que artículos se deberían de dejar en casa y no arriesgarse a llevarlos a bordo y cuales sí están permitidos:

1. Pequeños electrodomésticos y objetos eléctricos

Durante los días de estancia en el camarote a todos los pasajeros les gusta sentirse como en casa. Pero hay que ser consciente de que los pequeños electrodomésticos como las cafeteras, hervidores de agua, hornillos eléctricos, calentadores y demás objetos eléctricos pueden suponer un peligro de incendio y, por tanto, están totalmente prohibidos - sobre todo porque es posible dejarlos encendidos sin vigilancia o porque los enchufes de las cabinas tienen bajo voltaje se sobrecalienten y sea extremadamente peligroso-. No obstante, las maquinillas de afeitar, los cargadores de móviles, tablets y ordenadores sí están permitidos, pero ¿y la plancha? Aunque a todos los pasajeros les gusta ir con la camisa o la blusa perfecta, la plancha de la ropa no está permitida. Sin embargo, la plancha del pelo sí es posible subirla a bordo, al igual que los secadores - aunque todos los camarotes disponen de uno -. En cualquier caso, si uno tiene dudas lo mejor es consultar las condiciones de cada compañía.

2. Objetos que puedan provocar un incendio

Siguiendo con lo anterior, además de ciertos aparatos eléctricos que pudieran provocar un incendio hay ciertos productos que están totalmente prohibidos como líquidos inflamables (incluyendo líquido para mecheros), explosivos, bengalas, fuegos artificiales, petardos, velas o incienso.

3. Armas, objetos afilados o de defensa personal

Hay ciertas cosas que son obvias, como que no se puede subir a un barco con armas, munición, cuchillos, navajas, puños americanos, tijeras grandes, arcos y flechas, o material de defensa personal como esposas, spray de pimienta, taser (electrocutadores portátiles)... pero otras no son tan obvias y conviene saberlas, como que las réplicas de armas, aunque sean inofensivas también están prohibidas. Los objetos de higiene personal, como las hojas de afeitar cortaúñas o pequeñas tijeras sí están permitidos a bordo).

4. Ciertos materiales para practicar deporte

A quien le guste la natación obviamente puede llevar un bañador, si lo que a uno le gusta es correr podrá llevar sus zapatillas e ir al gimnasio, algunos cruceros tienen pistas de baloncesto e incluso de paddel, pero hay ciertos materiales que se usan en determinados deportes que están totalmente prohibidos a bordo como bates de béisbol o cricket, palos de hockey, skateboards y tablas de surf, pesas, espadas de esgrima o material de entrenamiento para artes marciales. Aunque no se sabe si es un deporte realmente, tampoco están permitidos las zapatillas con ruedecitas que tanto utilizan los más pequeños de la familia.

En cuanto al golf, también están prohibidos los palos, salvo algunos cruceros temáticos de golf en los que en sus programas especifican que el cliente debe llevar su propio equipo. En cuanto a las bicicletas, éstas no cuentan con permiso para ser embarcadas, aunque alguna naviera ya dispone de ellas para realizar excursiones.

Dos curiosidades, para los que les guste el submarinismo: no se pueden llevar las bombonas de oxígeno pero los cuchillos de buceo sí están permitidos, pero hay que declararlos en el momento del embarque y quedarán custodiados por el personal de la naviera mientras no se usen en tierra en una excursión de buceo.

5. Bebidas alcohólicas

En este punto sí que no hay una normativa que se pueda aplicar a todas las navieras, ya que cada una tiene su propia regulación específica, Esto es así porque en muchas de ellas existe la posibilidad de pagar por un pack de bebidas en las que se incluya alcohol. Es normal entender que las compañías no quieren perder estos “extras” permitiendo que los pasajeros compren bebidas alcohólicas en las escalas y luego las consuman a bordo, pero también éstas comprenden que muchas personas quieran comprar vinos o alcoholes típicos en las ciudades que se visitan, por lo que es muy probable que el personal del barco “requisen” y almacenen las botellas y se las entreguen a los cruceristas el último día del viaje, en cualquier caso Aquotic.com recomienda preguntar a la compañía sobre su política de bebidas alcohólicas.

Un consejo: a las personas que incumplan las normas sobre consumo de alcohol, que intenten esconder sus botellas al personal de seguridad o no les dejen revisar sus mochilas, maletas o bolsas para comprobarlo pueden ser desembarcadas o que seles impida su embarque en una escala. Las drogas y otras sustancias ilegales también están prohibidas.

6. Alimentos y comida para bebés

En este sentido las navieras son muy abiertas y no suelen poner muchos impedimentos para embarcarlos y consumirlos a bordo. No obstante, cabe recordar que dichos alimentos deben estar debidamente envasados al vacío y comprados en un supermercado o farmacia. Toda comida elaborada en casa aún estando envasada será detectada y “requisada” dado que podría contener microbios o sustancias que provoquen una enfermedad a bordo.

Y hablando de bebés, hay que recordar que las sillitas de paseo son totalmente aptas pero si los padres desean llevar su propia cuna de viaje, las navieras no ponen impedimentos para meterla en el camarote pero sí necesitan de un permiso y debe avisarse con antelación.

7. Equipos médicos y medicamentos

Todo aquellos medicamentos considerados básicos como aspirinas, jarabes, efervescentes, píldoras... y similares no disponen de una normativa especial y se pueden embarcar. Aún así, las autoridades y el personal de seguridad de la naviera podrían realizar controles sobre los medicamentos líquidos que tengan un cierto volumen. En cuanto a las sillas de ruedas, aparatos de respiración o elementos para tratamientos de uso diario (jeringuillas o similares), es obligatorio que a la hora de reservar se informe a la naviera de aspectos como la marca, tamaño y peso ya que si no podrían prohibir el acceso de dicho material. El agua destilada para uso en máquinas personales tiene derecho de embarque, dado que no todos los barcos disponen de ella. Lo mejor que se puede hacer para prevenir que algún medicamento específico o material sea requisado es que el pasajero lleve siempre consigo el certificado médico.

8. Mascotas

Prácticamente todas las compañías prohíben la entrada a mascotas, solo hay una excepción que son los “perros guía”, ya que no se les considera propiamente mascotas, eso sí, es necesario avisarlo a la compañía con al menos 60 días de antelación y aportar toda la documentación de la persona invidente y del animal, (carnet, cartilla veterinaria en regla, vacunaciones obligatorias según destino, microchip, etc.).

Pero, los que no pueden viajar a ningún sitio sin su mascota tienen una opción, la compañía Cunard dispone en su buque insignia, el Queen Mary 2, del “maestro perrero”, quien cuida a las mascotas, las pasea, las alimenta y juega con ellas. Los dueños pueden visitar a sus mascotas, pero no pueden llevarlas a sus camarotes. En el momento del embarque recibirán un paquete de bienvenida que incluye un chaleco con el logo del Queen Mary 2, un disco volador para jugar, una etiqueta con su nombre, una buena comida, una foto retrato homenaje a sus propietarios, un certificado acreditativo del viaje por el Atlántico y una tarjeta personalizada del crucero.

Lo único malo es que este crucero no es apto para todos los bolsillos. Los precios por perro oscilan entre los 500 y 1.000 euros. Para los gatos, se sitúan entre 1.000 y 1.500 euros. Eso sí, Rin-Tin-Tin, o los perritos de Elizabeth Taylor y el Duque de Windsor han viajado en este barco.

Además de estos objetos, las radios HAM, instrumentos musicales, sustancias químicas peligrosas, incluyendo lejía y pintura también están prohibidas, y si uno es un amante de los drones, mejor dejarlo en casa, ya que su uso a bordo también está prohibido.

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