La isla de San Giulio, un destino mágico en el lago de Orta

Nos desplazamos al norte de Italia, a la bella región del Piamonte, un pedacito del país rodeado por los majestuosos Alpes y situado junto a Suiza y Francia. Hermosos paisajes, increíble naturaleza y grandes dosis de historia y patrimonio nos esperan. Vamos a descubrir un punto de esta provincia que, a pesar de su encantadora ubicación, aún se encuentra entre los menos conocidos del país de la pasta. 

Nuestro destino es Orta San Giulio, una pequeña localidad a orillas del lago Orta, un lugar único que tiene la virtud de enamorarnos a primera vista. Calles empedradas y muy pintorescas, tranquilidad, pequeñas capillas, algún palacio y rincones encantadores. Alrededor de 1.000 habitantes disfrutan de este paraíso.

La plaza Mario Motta es el centro de la localidad y el punto de encuentro habitual de los ortesi. Hasta aquí no llega ningún vehículo, por lo que el ambiente sereno es otro de los alicientes de la población. Este punto de Orta San Giulio cuenta con antiguas casas de fachadas con suaves colores, restaurantes y heladerías. También se encuentra la casa consistorial, un edificio del siglo XVI.

Situadas en la orilla del lago se disponen diferentes terrazas en las que, además de saborear un típico helado italiano, nos encantará relajarnos con las impresionantes vistas del entorno.

Detrás del pueblo, en lo alto de una colina, visitamos el Sacro Monte de Orta, un complejo religioso formado por 20 capillas dedicadas a San Francisco, un conjunto que inició su construcción a finales del siglo XVI.

Volvemos a la plaza Mario Motta porque es también el lugar en el que encontramos un servicio permanente de pequeños ferris que nos van a llevar hasta nuestra gran protagonista: la isla de San Giulio, llamada así porque, al parecer, este santo vivió en ella en algún momento del siglo IV.

San Giulio es la única isla del lago y ofrece una bonita imagen de postal. Es pequeña –podemos recorrerla dando un corto paseo-, pero guarda un contenido que merece nuestra visita. Su edificio más destacado es la basílica románica dedicada a San Giulio, donde se encuentra la cripta con los restos del santo. Posee un campanario del siglo XI y un interior repleto de maravillosos frescos.

La isla también cuenta con alguna tienda de recuerdos y un restaurante, establecimientos que en ningún momento rompen el silencio y el clima tranquilo que se respira en el lugar.

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