El santuario de los confines de la Vía Láctea. Leyendas en el fin del mundo

San Andrés de Teixido, a donde hay que ir de vivo, si no estarás obligado a ir de muerto
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Al norte de la provincia de A Coruña, en las Rías Altas, cerca del faro de la Estaca de Bares, se encuentra San Andrés de Teixido, una aldea de 49 habitantes, perteneciente a la parroquia de Régoa, en el municipio de Cedeira, a 140 metros sobre el nivel del mar. Se trata de uno de los lugares con mayor carga energética de Europa, famoso por sus antiguas peregrinaciones, donde ancestrales leyendas paganas fueron cristianizadas con el paso del tiempo. 

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A este santuario, relacionado en época medieval con los caballeros hospitalarios, herederos de la sabiduría de los magos del Temple, se vai de morto quen non foi de vivo (va de muerto quien no fue de vivo). 

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Los romeros mantienen la costumbre de arrojar una piedra en los amilladoiros (túmulos funerarios), que se hallan a ambos lados de los senderos que, en la espesura de bosques y prados silvestres, conducen a esta aldea; son abundantes entre Veñino y Teixido. Cada piedra de estos amilladoiros, llevada por un romero, se corresponde con una persona, en su deseo de cumplir ese viaje; pero, según la leyenda, estas piedras hablarán en el Juicio final, para decir qué almas cumplieron con la promesa de ir a San Andrés. 

Curiosamente en la zona de Cotobad es conocida esta ruta de peregrinación como “Camiño de Santo André a la Vía Láctea”, ruta que termina precisamente encima de la capilla del santuario. 

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Pero no abandone este mágico escenario, sin haber pedido un deseo a San Andrés en la Fonte do Santo, a pocos metros del cruceiro; después de haber bebido agua de sus tres caños, deberá arrojar una miga de pan al agua; si esta flota, el santo atenderá la súplica, pero si se hunde se dice que no hay esperanza. 

Desde el mirador natural de Vixía de Herbeira, podrá admirar los acantilados más altos de la Unión Europea, con paredes que caen a más de seiscientos metros en vertical sobre el Atlántico, y, sin duda, los más sobrecogedores atardeceres, al ver el Astro rey hundirse en los abismos del horizonte marino, y comprender cómo, para los celtas, el poniente no existía en sus referencias geográficas. 

Se cree que las peregrinaciones a Teixido se remontan a la Edad del Hierro, durante la cultura castreña, cuando los sabios druidas celtas eran los garantes de un equilibrio socio-cultural. Aunque el primer registro está documentado en el año 1391, curiosamente coetáneo al pogrom llevado a cabo contra las comunidades de la España judía.

Descubre más sobre este interesante lugar de la costa gallega en el siguiente vídeo del canal “Conocer la historia oculta”:




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