​24 horas en Laguardia, las claves para vivir una escapada inolvidable

La capital de la comarca de la Rioja Alavesa ofrece infinidad de reclamos y actividades para todos los públicos
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Nos ha entrado ‘el gusanillo’ por descubrir un rincón con mucho que ofrecer como es Rioja Alavesa. Pero, desafortunadamente, no disponemos de mucho tiempo para recorrerla pueblo a pueblo como sería lo ideal. ¿Hay alguna forma de sintetizar todo lo que una comarca como Rioja Alavesa puede regalar a quien la visita y la quiere vivir plenamente? Vaya que sí la hay. Su capital, Laguardia, es un muestrario óptimo de cómo se vive en esta región, de cómo puedes deleitarte con la cultura, la historia, la gastronomía y en definitiva, de la esencia de una tierra mágica que siempre tiene argumentos para sorprenderte. 

La primera impresión que se lleva el visitante cuando pone un pie en Laguardia es que ha viajado en el tiempo, ya que conserva casi intacto su trazado medieval. El municipio fue fundado en el Siglo X como baluarte del Reino de Navarra en la defensa de sus fronteras. En un paseo mañanero, recién llegados, podemos disfrutar de la primera luz que baña los edificios de su casco histórico. Empezando por la Iglesia fortificada de Santa María de los Reyes hasta la también fortificada Iglesia de San Juan Bautista, realizaremos un viaje en el tiempo, callejeando por una villa señorial en la que por sus fachadas se desprenden trocitos de una historia centenaria. 

Más entrada la mañana apetece dar un paseo por la naturaleza. Muy cerca del núcleo urbano se encuentra el Complejo Lagunar de Laguardia: un tranquilo paseo por unos humedales con unas magníficas vistas de los viñedos que franquean Laguardia por todos lados y de fondo, Sierra Cantabria. Un espacio, que, gracias a las grandes zonas de agua que dispone ha conseguido crear un ecosistema rico en fauna y flora. Este complejo está formado por 4 humedales: el Prao de la Paul, Musco, Carralogroño y Carravalseca. El paseo transcurre con calma. Es muy recomendable para realizarlo en familia, pues es frecuente el avistamiento de aves y el entorno es sencillamente cautivador. 

En San Juan Plaza, se encuentra imponente, la casa Palacio de Samaniego. Un edificio construido en el siglo XVII, lugar de nacimiento del célebre fabulista Félix María Samaniego, personaje icónico de Laguardia. Bajo el Palacio se esconde, a 7 metros de profundidad, la Bodega El Fabulista, un espacio dividido en cuatro calados destinados a la elaboración, envejecimiento y degustación de los singulares caldos de la bodega. En una visita especial en la que por sorpresa aparecerá el mismísimo Samaniego, los visitantes se divertirán con sus fábulas y conocidos cuentos eróticos del siglo XVIII y principios del XIX. Es posible también, que su esposa, Manuela de Salcedo, debido a las correrías de su marido, sea la anfitriona en esta bodega medieval. Todo este espectáculo genuinamente escenificado no podría dejar de hacerse sin catar unos excelentes vinos de la bodega. 

Y la mejor forma de poner punto y final a un entretenido día por Laguardia es sentarse a la mesa de un asador con identidad propia, el Asador Villa Lucía. Pero antes, un relajado paseo por sus jardines. En otra época fueron una finca de recreo de la familia del Fabulista Félix María Samaniego y hoy en día se pueden apreciar como un espacio único en la zona. Nos encontramos ante el primer restaurante Km. 0 de la D. O. Ca. Rioja, acreditado y homologado por el movimiento internacional Slow Food. En cierto modo, referirse a Villa Lucía sólo como un asador es quedarse corto. Es un Espacio Gastronómico en toda regla en el que apreciar, no sólo la enogastronomía de Rioja Alavesa, sino también acercarse a la cultura, la tradición y la historia de la comarca. 

Para la ocasión que nos atañe, deleitaremos nuestro paladar con una muestra de la cocina tradicional vasco-riojana con una vuelta de hoja innovadora, acompañada, como no podía ser de otra manera con el mejor vino. Todo ello en un espacio con una estética muy cuidada, dando especial protagonismo al metal, el hierro y la madera en un toque vintage industrial. Sobre el menú, mejor que leerlo... ¡Gozarlo! Un Carpaccio de Novilla de Rioja Alavesa con helado cremoso de AOVE arróniz; unas patatas de la Llanada riojana; unas yemas de huevo de caserío km0 con aceite de trufa de la Montaña, lámina de queso fundente, parmentier, setas y patatas paja de la Llanada. Y los verdaderos triunfadores serán los amantes de la carne, ya que pueden quedar maravillados ante un suculento cabrito asado Azpigorri; un corderito lechal; el mejor solomillo de vaca de la montaña alavesa o las carrilleras de vaca de la Montaña, estofadas al vino y con su guarnición; al estilo de la abuela Luchy. 

Laguardia puede ser un capítulo aparte en el libro de viajes de cualquier visitante dispuesto a ser recibido con los brazos abiertos y dejarse llevar por el encanto de un pueblo centenario, de un entorno inimitable y de una gastronomía con sello propio.

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