Parameswara y la fundación de Malaca

Descubrimos una ciudad nacida de la leyenda, que se encuentra ubicada en el corazón de la península malaya
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Siempre he pensado que es un error imperdonable que la realidad te impida disfrutar de una hermosa leyenda. Porque las leyendas destilan una realidad matizada que es más interesante e ilustrativa que la historia.

1.A orillas del rio MalacaA orillas del río Malaca

Cuenta la leyenda que el príncipe Parameswara salió una mañana a cazar con sus perros cuando le sorprendió el cansancio y se tumbó a dormir bajo un frondoso árbol cerca del río. Al despertar, observó una peculiar escena. Sus perros habían rodeado a un débil cervatillo ratón. Arrinconado y sin escapatoria, lejos de amilanarse, la criatura propinó una soberana patada al perro más cercano que hizo desistir de sus feroces intenciones al resto de los canes. Impresionado por la valentía del cervatillo experto en artes marciales consideró que aquello era un signo de la providencia y que debía fundar una nueva ciudad en aquel lugar. Así nació Malaca, o Melaka, para los locales.

Parameswara (1344-1424), que significa Supremo controlador, y que remontaba su ascendencia nada menos que hasta Alejandro Magno, por lo que adoptó la denominación de Iskandar Shah, fue el quinto y último soberano del reino de Singapura, que había gozado de gran prosperidad. Eso provocó la envidia del reino de Ayutthaya, en Siam, en la actual Tailandia, al norte, y de Majapahit, en el sur. La caída y saqueo de su reino provocó la huida de este príncipe hinduista hacia la península malaya y el río Bertam, el actual río Malaca. Me apuntan que los antiguos comerciantes denominaron aquel reino como “Malakat”, congregación de comerciantes.

Nos acodamos sobre el pretil del puente más cercano a la plaza de los Holandeses y buscamos el árbol de malaca que fue testigo de la leyenda. Las casas de vistosos colores, los almacenes y el paso de un barco turístico nos sacan de nuestro empeño. Pero la imaginación provoca que los turistas se conviertan en mercaderes, los barcos turísticos en sampanes, las mercancías se muevan con rapidez por los alrededores del puerto, que los escasos mendigos sean premiados con unas monedas.

El naturalista británico Alfred Russell Wallace, en su libro Viajes al archipiélago malayo, de mediados del siglo XIX, nos regala una descripción de principios del siglo XVII de Linschott o Jan Huygen van Linschoten, a quien se atribuye el robo de los mapas portugueses que permitió a holandeses y británicos alcanzar estas tierras y desplazar a los portugueses del lucrativo comercio en la zona. Destacaba su clima malsano y pernicioso, tanto para extranjeros como para indígenas, lo que suponía un riesgo y un tributo al éxito económico. Por ello, “no viven en ella más que cinco o seis pescadores; pero luego aumentó su número por la llegada sucesiva de otros pescadores de Siam, Pegú y Bengala”. Pronto la ciudad se transformó en un emporio comercial en que participaron mercaderes árabes, persas e indios a los que se unieron los chinos tras la visita de Parameswara a la corte del emperador de la dinastía Ming, Yongle, en 1411. Todos sentimos el sol achicharrante, el sudor que desciende por la frente y el cuello, la ropa que se pega al cuerpo. Nos inhibimos y procuramos relajarnos. Como los locales, ralentizamos nuestro caminar. Una suave y tenue brisa nos devuelve la vida.

3.Palacio del SultanPalacio del Sultán

Para profundizar en esta época nos desplazamos hasta el palacio del Sultán, una reproducción exacta del que ardió en el siglo XX. No utilizaron clavos. Las vigas y columnas encajaban a la perfección. Ocupaba el mismo lugar al pie de la colina de San Pablo donde nuestro príncipe erigió su residencia real tras casarse con la princesa Malik ul Sahih de Pasai en 1414 cuando contaba 70 años. Se convirtió al islam. La religión musulmana se había desarrollado muy débilmente hasta el siglo XV. Hasta entonces, imperaban el animismo, el hinduismo y el budismo. Los introductores de este credo fueron comerciantes que seguían las enseñanzas sufíes, las de los seguidores del místico murciano Ibn Arabí.

Vestimentas tradicionales Palacio del SultanVestimentas tradicionales. Palacio del Sultán

El museo, inaugurado en 1986, ofrece una buena colección de objetos que ayudan al visitante a empaparse de aquel ambiente cortesano y mercantil. Nos descalzamos, presentamos nuestros respetos al sultán como si fuéramos una embajada que acudiera a solicitar alguna concesión o privilegio. Son muy llamativas las representaciones a escala real de escenas y personajes de la corte o de los comerciantes y legaciones que se acercaban hasta Malaca atraídos por su prosperidad y posibilidades de negocio. Es fácil sentirse parte de las escenas, lo que ayuda a dar un salto en el tiempo hasta el siglo XV, el de mayor esplendor. Mentalmente cambiamos nuestras vestimentas, nos ajustamos al cinto la siempre necesaria daga, aunque impere la seguridad en la ciudad, nos deleitamos con el servicio de los criados del sultán, alejado y sobre un trono que parece una esplendorosa cama de matrimonio. Sus consejeros no expresan sentimiento alguno y nos observan con recelo. El soberano busca la complicidad de su ministro principal.

6.La corte del Sultan reproduccion en el palacio del SultanLa corte del sultán. Reproducción en el palacio del Sultán

Aquella prosperidad atrajo nuevas envidias de sus vecinos que ansiaban sus riquezas. Ello obligó a fortificar la ciudad y a buscar aliados solventes, como el Celeste Imperio chino, con el que mantuvo siempre una excelente relación, casi entre iguales. Tanto era su prestigio. Las misiones diplomáticas paliaron parcialmente las amenazas, especialmente las procedentes desde el norte, las del reino siamés de Ayutthaya.

4.Stadhuys sede del museo de Historia y EtnografiaStadhuys, sede del Museo de Historia y Etnografia

Regresamos al otro lado de la colina de San Pablo, a la plaza de los Holandeses, y penetramos en el antiguo ayuntamiento, el Stadhuys, para visitar el Museo de Historia y Etnografía. Las reproducciones de escenas cotidianas, del ambiente junto al río en frenética actividad mercantil, nos devuelven a aquellos tiempos de bonanza en que la dinastía fundada por Parameswara controló el comercio del estrecho y se expansionó por toda la península malaya ocupando parte del sur de la actual Tailandia y el este de Sumatra. 

2.Casa tipica de Malaca museo de HistoriaCasa tipica de Malaca. Museo de Historia

Penetramos en una de las casas típicas de madera donde los niños corretean con fervor y unos grititos de alegría. Fluyen las canoas, el puerto acumula demasiadas embarcaciones para que transiten ordenadamente.

5.Actividad en el puerto maqueta del museo de Historia 2Actividad en el puerto. Maqueta del Museo de Historia 

Un siglo después de su fundación, Melaka fue objeto de la ambición de un nuevo poder emergente procedente de tierras muy lejanas: los portugueses.

Pero eso debe ser objeto de otra narración.

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