Roma, la ciudad a la que siempre se quiere volver

Roma es eterna, única, especial. Es el decorado perfecto para disfrutar de una aventura vibrante y repleta de emociones.
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El otro día me preguntaron cuál es el mejor momento del año para viajar a Roma. Una sola palabra me bastó para responder: ¡Siempre! Está claro que a lo largo de este paseo por la Ciudad Eterna no seré imparcial. La capital de Italia es uno de mis puntos débiles. Es uno de esos dos o tres lugares del mundo a los que siempre quiero volver.

Estamos en una ciudad vital y optimista, dividida en dos partes no proporcionales por el río Tíber, que reúne como ninguna paisajes maravillosos, historia, arte y rincones llenos de magia que dotan de alas a nuestra imaginación y nos invitan a soñar. Sus calles, avenidas, iglesias y monumentos son el decorado más idóneo para disfrutar de una aventura vibrante y repleta de emociones. También es especialmente gratificante el carácter abierto y mediterráneo de los romanos. Son habladores, animados, amigables… Es muy fácil sentirse como en casa bajo el cielo de Roma.

No cabe duda de que la capital de la región del Lacio marca. Jamás la olvidas, quizás porque te inocula un virus maravilloso que te engancha y contra el que no existe antídoto ni cura. 

Uno de los muchos grandes placeres que ofrece la ciudad es pasearla y recorrerla en transporte público. La tarjeta turística Roma Pass te ofrece esa oportunidad a través de descuentos en transportes, servicios y entradas a museos con una vigencia de 72 horas. ¡Nos ponemos en marcha!

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El Coliseo, el Foro y el Circo Máximo

Uno de los puntos de mayor interés de la ciudad es el Coliseo, utilizado antiguamente para brindar batallas donde los gladiadores luchaban entre sí o contra bestias salvajes que después de muertas eran despedazadas y se vendían. Los combates podían llegar a durar casi una semana y las gradas no presentaban ni un solo espacio libre. ¡Nadie se quería perder el espectáculo!

Construido en el siglo I d.C. y con una capacidad para 50.000 espectadores, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y está considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo.

Este gran anfiteatro de la antigua Roma es el monumento más visitado de Italia y uno de los grandes símbolos del país. Es un edificio singular en el que vieron la luz inventos e ideas de ingenieros y arquitectos que también dieron vida a una célebre naumaquia, recreación de una batalla naval. La arena del Coliseo se convertía en una enorme piscina, con canales y desagües que facilitaban el curioso evento.

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En la actualidad, los únicos gladiadores que encontraremos en los alrededores del Coliseo son romanos disfrazados que por un módico precio nos ofrecen la posibilidad de aparecer junto a nosotros en una fotografía, imagen que de vuelta a casa colgaremos en nuestra red social preferida para envidia de amigos y familiares.

Junto al Coliseo nos encontramos el Foro Romano, la zona en la que se desarrollaba la vida pública, cultural y religiosa de la Antigua Roma y en la que se producía toda la actividad de la ciudad: comercio, administración de justicia, prostitución, negociaciones de todo tipo…

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El Arco de Tito, la Vía Sacra o vía principal y el edificio en el que se reunía el Senado de la época para tomar importantes decisiones, son algunos de los puntos de interés que encontramos a lo largo de nuestro paseo por esta imponente huella dejada por el Imperio Romano. Dejamos el Foro y nos vamos a las carreras. 

Con una capacidad para cerca de 300.000 espectadores, el Circo Máximo es un recinto alargado en el que las carreras de cuadrigas eran las principales protagonistas, aunque también se destinaba a la realización de todo tipo de espectáculos. Los estudios arqueológicos sitúan su origen en el siglo II a.C. y, aunque se conserva poco del circo original, es obligada una visita a este interesante punto de la ciudad.

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¡Cuidado con mentirle a la Boca de la Verdad!

Muy cerca del Circo Máximo se encuentra la Bocca della Verità (Boca de la Verdad), uno de los lugares más carismáticos de Roma.

Si alguien tiene la tentación de mentir que no lo haga cerca de esta especie de polígrafo romano. La Boca de la Verdad es un antiguo desagüe, un gran disco de mármol con forma de cara. Cuenta la leyenda que si una persona dice una mentira mientras introduce su mano dentro del orificio de esta escultura, su boca pétrea se cerrará al instante atrapando la mano del autor de la mentira. 

Gregory Peck pasó la prueba ante la mirada atenta de Audrey Hepburn en la maravillosa película Vacaciones en Roma, detalle que incrementó la popularidad de este símbolo de Roma en todo el mundo. 

La Boca de la Verdad se encuentra en el pórtico de la Iglesia de Santa María en Cosmedin y hasta ella se acercan todos los días miles de turistas ansiosos por pasar la prueba en este rudimentario detector de mentiras.

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La romántica Fontana 

La Fontana di Trevi es la más monumental de Roma y una de las más impresionantes del mundo. ¡Con la más ambiciosa de las fuentes barrocas de la ciudad no valen las medias tintas! Impacta por su belleza, pero también por su tamaño, dimensiones que contrastan con la pequeña plaza que la acoge, la de Trevi, situada en pleno centro de la ciudad y que debe su nombre (Tre Vie) a las tres calles que convergen en ella. 

La actual Fontana di Trevi ocupa el lugar en el que terminaba un antiguo acueducto romano que suministraba agua a la ciudad. La figura central de la fuente, el dios Neptuno, pasa sus días en este punto de Roma observando cómo los visitantes y turistas lanzan monedas al agua de espaldas a la fuente pidiendo volver. 

Cada año es mayor la cantidad de dinero que el ayuntamiento de la ciudad recoge del agua de la Fontana, recaudación que se destina a labores de cuidado y restauración de la fuente y a diferentes servicios benéficos de la ciudad.

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De plaza en plaza 

Buscamos algunas de las plazas más carismáticas de la ciudad. Entre ellas la céntrica plaza de Venecia nos regala con un vistoso y colosal monumento de principios del siglo XX dedicado a Vittorio Emmanuele II, artífice de la unificación italiana y que reinó durante sólo diecisiete años en Italia. Como curiosidad destaca que sus partidarios, aquellos que querían que accediera al poder, gritaban en clave para no ser entendidos: ¡Viva Verdi! La palabra Verdi no hacía referencia al famoso compositor, se trataba del acrónimo de Vittorio Emmanuele Rey de Italia.

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Por su parte, la plaza Navona es otro lugar de obligada visita. Un punto ideal para disfrutar de un buen helado italiano mientras contemplamos sus tres fuentes: la del Moro, de la Neptuno y la maravillosa Fuente de los Cuatro Ríos, de Bernini, coronada por el obelisco que nos recuerda las conquistas del Antiguo Egipto. Es una plaza muy animada. Cuenta con numerosas terrazas y restaurantes y artistas callejeros que animan el ambiente. Es punto de reunión de la vida social y cultural de la ciudad, además de un lugar bellísimo con un valor artístico impresionante. 

Continuamos nuestro callejear por plazas romanas para llegar a la de España, donde tradicionalmente se celebran los más selectos desfiles de moda italiana, utilizando como escenario su preciosa escalinata del siglo VXIII, en la que no podemos dejar de sentarnos unos minutos para contemplar el ambiente glamouroso del entorno. La plaza toma su nombre del Palacio de España. 

A unos pasos de la plaza de España, en la Via Condotti, se encuentra el Antico Caffé Greco, el más antiguo de la ciudad, activo desde 1760. El café expreso es la especialidad de este vetusto establecimiento que a lo largo de su historia ha sido punto de reunión de artistas, políticos e intelectuales. Por él han pasado nombres tan conocidos como Lord Byron, Orson Welles o Wagner, entre otros. 

Para culminar este paseo de plaza en plaza, nos acercamos a la del Popolo (plaza del Pueblo), ubicada en la zona norte de la ciudad y que desemboca en el conocido como “tridente”, tres grandes calles que nos introducen directamente en el centro de Roma. En este punto de la ciudad nos encontramos con la Basílica de Santa María del Popolo y con un altísimo obelisco que ocupa el centro de la plaza. Su origen se atribuye al año 10 a.C. y tiene una altura de 23 metros.

ROMA 8 CARACALLA

El spa urbano de la Antigua Roma 

Las Termas de Caracalla eran los baños públicos de la Roma Imperial y uno de los mayores complejos termales de la antigüedad. Venían a ser como el “spa urbano” del romano de la época y uno de sus pasatiempos preferidos. Allí se reunían, socializaban y cuidaban su higiene mediante sofisticados sistemas de abastecimiento de agua, calefacción y desagüe. 

Resulta muy interesante realizar un paseo por los restos que aún se conservan e ir identificando en el trayecto cada una de las salas que presenta esta edificación y su funcionalidad en el día a día de los ciudadanos del momento.

ROMA 9 PANTEÓN

El Panteón

Nos paramos unos minutos en uno de los edificios mejor conservados de toda la Antigua Roma: el Panteón, una maravilla arquitectónica que nos dejará boquiabiertos. No sólo el continente es increíble, también su contenido merece que invirtamos un ratito de nuestro tiempo. El Panteón cuenta en su interior con numerosas obras de arte. También acoge las tumbas de reyes italianos, además de la tumba de Rafael, el gran artista del Renacimiento.

ROMA 10 BASÍLICA SAN PEDRO VATICANO

Nos acercamos un momento al Vaticano

El Estado de la Ciudad del Vaticano es una cita ineludible para todos aquellos viajeros que se encuentren en Roma. La Basílica de San Pedro, el más importante edificio religioso del catolicismo, con la Capilla Sixtina, la Piedad de Miguel Ángel o la Pinacoteca Vaticana son lugares de importante interés histórico y artístico. Tan importantes son que, sin lugar a dudas, merecen un artículo dedicado enteramente a ellos. Próximamente…

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