El buceo es una actividad en la que niños y adultos disfrutan por igual. Es la necesidad por descubrir lo que nos rodea, explorar lo que la profundidad del agua esconde, y encontrar quizás un pulpo, un pez de algún color vibrante o una preciosa estrella de mar descansando sobre la fina arena del fondo. Criaturas que en la mayoría de los casos son intocables a la vez que admirables e hipnóticas. Indonesia, Maldivas, México, Australia o Belice son algunas de las propuestas.
Córcega es uno de los destinos mediterráneos menos conocidos y, sin embargo, de los más bellos e interesantes. Saint-Exupéry dijo de la isla: “El sol le hizo tanto el amor al mar que acabaron engendrando Córcega“ . Pero no ha sido el único piropo que ha recibido la isla que vio nacer a Napoleón. Los griegos la llamaron “la sublime” (Kallisté) y los franceses “Isla de belleza” (Ile de Beauté) y también “la perla de Francia”.
¿Recuerdas esas historias de barcos perdidos bajo el mar? ¿O aquellas de peces de colores que hacen de estos su hogar? Hay paraísos -porque no se les puede llamar de otra manera- que parecen sacados de los guiones del propio Walt Disney; pero que no solamente existen… Están ahí esperando por ese viajero intrépido que se atreva con un traje de buzo; y, sobre todo, que se atreva a descubrir la otra vida bajo el bajo el mar. Nos vamos a hacer buceo en Malasia.
La valenciana Amparo de Miguel, especialista en fotografía cinematográfica y consultora nutricional, vive a bordo de un catamarán: el Greenboat. Conversamos con ella sobre sus viajes y aventuras por mares y océanos.