Rocamadour: hermosos equilibrios sobre la roca

La verticalidad es una constante y uno de los muchos atractivos de la población que ahora visitamos. Estamos en la región francesa de Occitania, en uno de los lugares más visitados del país galo. Vamos a recorrer Rocamadour, localidad ubicada a unos 250 kilómetros al este de Burdeos. 

Este vertiginoso pueblo-santuario, lugar de peregrinación durante siglos, es uno de los puntos destacados del Camino de Santiago. Su Virgen Negra atrae a numerosos caminantes a esta población emplazada en un acantilado con casas incrustadas en la roca que ofrecen una imagen inolvidable. Se cuenta que aquí pasó mucho tiempo un ermitaño, San Amador, cuyo cuerpo fue encontrado incorrupto –según rememora una leyenda- por monjes benedictinos en el siglo XII. De ahí deriva el nombre de esta localidad de Francia: la roca de Amador. Por cierto, resulta curioso descubrir sobre la tumba de San Amador una espada clavada en la piedra. Se dice que fue la misma que perteneció al caballero Roldán, comandante de Carlomagno.

Además de los ya citados, esta localidad posee 5 santuarios más, todos ellos construidos en la roca. El lugar pone a prueba nuestra forma física, porque si queremos alcanzar esta zona sagrada nos hemos de animar a subir los más de 200 escalones que nos llevan hasta ella desde la plaza. Afortunadamente, también disponemos de la opción de tomar uno de los pequeños elevadores instalados para este fin.

La localidad se organiza por niveles. Iniciamos recorrido en la calle principal, con cerca de un kilómetro de longitud. El siguiente nivel nos acerca al ámbito más sagrado, donde se encuentran las iglesias y capillas. Por último, en el área más elevada tenemos el castillo, otro de los puntos de interés de la población.

La historia de Rocamadour es antiquísima y se cree que la zona se encontraba ya habitada en época prehistórica. La prueba de esto la ofrecen las pinturas descubiertas en algunas cuevas del entorno. Una de ellas, la Cueva de las Maravillas con más de 20.000 años de antigüedad, fue descubierta en 1925 y está catalogada como Monumento Histórico. 

Los paisajes protegidos de Rocamadour y en general todo su entorno natural es fascinante. Se aprecia especialmente bien desde las murallas del castillo, la zona más alta del pueblo. La panorámica del cañón del río Alzou es espectacular.

No podemos abandonar esta bonita población francesa sin degustar uno de sus productos más reconocidos: el queso Rocamadour. Se realiza de forma tradicional y artesana y se elabora con leche de cabra. El resultado es un queso cremoso de sabor intenso que se derrite en el paladar. Sin duda, un buen tentempié para animar el camino.

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