Kiyomizu-dera, el templo del agua pura

En este momento del año en el que los árboles sakura están en plena eclosión y las flores blancas y rosadas de estos cerezos impactan y enamoran, nos acercamos hasta Kioto, ciudad que fue capital de Japón durante más de mil años.

Estamos en una ciudad apasionante. Considerada el centro cultural de país, los monumentos del centro histórico de Kioto son Patrimonio de la Humanidad. Esta tranquila urbe, amante de la tradición, brilla ahora en todo su esplendor desplegando los encantos que le proporciona una rica naturaleza en plena ebullición. 

Resulta una deliciosa aventura descubrir paseando los rincones más encantadores de este punto del país del sol naciente, aquellos que nos descubrirán las antiguas artes y oficios que con tanto amor siguen preservando los kiotenses: danza, música, caligrafía, cerámica… Y sus ceremonias del té. Este ritual nos invita a la contemplación y a la armonía. Aunque a algunos occidentales marcados por las prisas pueda parecernos un poco largo y complejo, es una de las experiencias que se recomiendan vivir en primera persona. 

La ciudad reúne más de 2.000 templos y santuarios. Entre todos ellos se encuentra nuestro protagonista: el templo budista Kiyomizu-dera, una preciosa construcción que se remonta al año 778 y que forma parte de los monumentos históricos de la antigua Kioto. Es uno de los más populares de Japón y su nombre significa ‘agua pura’, ya que bajo el pabellón central se encuentra la cascada Otowa, conocida por las propiedades terapéuticas de sus aguas, a las que se atribuye la virtud de proporcionar salud, longevidad y sabiduría a través de sus tres caños. Por cierto, se aconseja beber solo de uno de uno de ellos, porque se cuenta que da mala suerte querer obtener los tres dones que concede la cascada.

El templo es en realidad un conjunto de santuarios construidos sobre una colina. El edificio principal presenta un enorme pórtico sostenido por numerosas columnas. Es aquí donde encontramos un elevado balcón desde el que puede contemplarse una fascinante panorámica de Kioto.

Kiyomizu-dera es un lugar sagrado y en muchos de sus espacios el rezo es un ejercicio habitual. Sin embargo, en el lugar, acostumbrado a la visita de cientos de turistas y peregrinos, también se respira un ambiente festivo y de gran actividad, cuestión a la que ayuda la presencia de numerosos vendedores de incienso y pequeños amuletos de la buena suerte. 

Sin duda, la visita al templo Kiyomizu-dera, el templo del agua pura, es una visita imprescindible si nos encontramos en Kioto.