Nos acercamos a la provincia de Trebisonda –Trabzon en turco-, uno de los más bellos territorios de Turquía y, también, uno de los más desconocidos. Esta zona del país, ubicada junto al mar Negro, ha sido durante siglos un crisol de culturas y está repleta de fascinantes rincones que conservan la esencia de un pasado en el que fue punto de paso de la mítica Ruta de la Seda.
La provincia de Trebisonda guarda muchos tesoros y uno de ellos es nuestro protagonista. Nos referimos al pequeño pueblo de Uzungöl, un lugar de cuento con encantadoras casas de madera junto a un bonito lago del mismo nombre. Se encuentra ubicado en el fondo de un valle, en el distrito de Caykara, donde reposa rodeado de densos bosques e increíbles montañas.
El lugar ofrece un paisaje idílico. Aunque en el los últimos años está siendo visitado con más frecuencia por el turismo, Uzungöl sigue siendo un pueblo tranquilo en el que se puede disfrutar de hermosas vistas y de su magnífico entorno natural en el que el lago ocupa un lugar destacado, incluso es el que le da nombre a la pequeña población. Y también le da truchas, uno de los pescados habituales en las recetas de este pueblo turco.
La zona del lago forma parte de un área natural protegida que acoge una buena cantidad de especies fauna y flora. Este territorio es ideal para practicar senderismo a través de las rutas habilitadas. Además, son habituales los viajes en parapente o en helicóptero para disfrutar de las hermosas vistas desde el aire.
Otro de los grandes símbolos de la localidad es la pequeña mezquita del barrio de Gölbasi. Su situación en la orilla del lago es uno de los motivos, además de su belleza. Su construcción es bastante reciente, pero en poco tiempo se ha convertido en uno de los puntos clave de Uzungöl.
A unas dos horas de distancia de esta localidad de Turquía se encuentra uno de los lugares más espectaculares de la provincia de Trebisonda: el monasterio de Sumela, una construcción del siglo IV situada en un lugar único que supone un auténtico reto a la verticalidad.
Ubicado en el Parque Nacional de Altindere, se encuentra encajado literalmente en la pared de una alta montaña, y está considerado uno de los más antiguos de la cristiandad. Además, posee valiosos frescos bizantinos que han sido sometidos a diferentes procesos de restauración.
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