La Malahá y el Temple

Esta localidad se halla situada a unos 16 kilómetros de la ciudad de Granada y posee un enorme interés paisajístico, histórico, cultural y arqueológico
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En cierta ocasión mi buen amigo Jesús Ávila Granados, prolífico escritor y explorador de lo ignoto, me formuló la siguiente pregunta a “sottovoce”, no sé si con la intención de ofrecerme la posibilidad de subir nota en la asignatura de cultura general, improvisar un concurso televisivo a lo “Saber y Ganar” o, simplemente, para sorprenderme. En todo caso, la cuestión me pareció enjundiosa y, por tanto, objeto de mi máxima atención. 

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-¿Sabías que en la Vega de Granada hay una comarca llamada La Malahá? -fue su pregunta del millón de dólares. 

-Pues… no. Desconozco este dato -fue mi escueta respuesta. Una respuesta incorrecta que no me “desalojó del programa”, probablemente en consideración de la larga y profunda amistad que vengo manteniendo con el conductor del mismo, Jesús Ávila Granados, permitiéndome pasar a la siguiente fase. 

-Verás, querido amigo José Antonio. La Malahá -me dictaminó- es una de las poblaciones más antiguas de la Península Ibérica; allí se conservan numerosos documentos escritos y referencias artísticas que lo confirman. 

-¡Qué interesante! -exclamé-. Te confieso que yo, no sólo no he estado en esta singular comarca sino que, además, no había oído hablar antes de ella. ¿Y tú, has estado en La Malahá alguna vez? 

-Sí, claro,  pero hace mucho tiempo. 

-Ya, ya…ya me parecía a mí que tu incansable espíritu viajero te habría llevado hasta esta tierra granadina, tras posibles hallazgos de importantes restos arqueológicos. Así que, te confieso que me muero de impaciencia por conocer todos los detalles de todas tus pesquisas históricas, culturales y arqueológicas. 

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-En este caso, trataré de complacerte plenamente pues, como bien dijo el gran Cicerón “La naturaleza ha puesto en nuestras mentes un insaciable deseo de ver la verdad”. Verás. Recuerdo que visité este precioso paraje durante un verano caluroso. Desde el cerro “El Pingurucho”, comencé a contemplar un valle alfombrado de albercas y un pueblo acurrucado sobre el tímido curso del río Salado. En aquél momento me pareció que aquella esplendorosa visión reproducía un rincón extraído de un cuadro del pintor vanguardista neerlandés Piet Mondrian, colmado de verdes y ocres, por los campos de cereal, olivares, viñedos y toda clase de plantas aromáticas. A continuación, mi vista se fijó en el campanario de la iglesia de la Inmaculada, una reconversión religiosa de un minarete hispano-musulmán, que catalogué inmediatamente como el elemento espiritual que toda maravillosa obra de Dios debe contener. Extasiado por tan asombroso paisaje, torné mi mirada hacia el este, siendo sorprendido por “Montevide”, una montaña sagrada que, desde la lejanía, no deja a nadie indiferente porsus cambios de colorido. 

-¡Francamente, espectacular! -afirmé interrumpiendo su emotiva y didáctica exposición. Pero, bueno, dime, qué más descubriste. 

-Creo que te sorprenderá lo que te voy a contar. A medida que me iba acercando tranquilamente a La Malahá fui descubriendo las maravillas de una población callada, laboriosa y algo misteriosa. Me percaté de que me había topado con un lugar muy especial, más allá del tiempo, del espacio y de la historia. 

-¿Podrías darme más detalles de este impresionante paraje llamado La Malahá? -le pregunté a mi amigo Jesús Ávila, con ganas de saber algo más sobre este enigmático lugar. 

-Por supuesto. La Malahá se halla situada a unos 16 kilómetros de la ciudad de Granada. Cuenta con un censo que no llega a los dos mil habitantes. La primera impresión que te da nada más verla es la de un pequeño oasis, enraizado en medio de un caos geológico generado por su riqueza de aguas saladas y termales, restos de antiguas explotaciones mineras y el gélido marco de las nieves perpetuas de Sierra Nevada. 

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-Entiendo que esta población estará cargada de historia y cultura -le comenté interrumpiendo su interesante exposición sobre este recóndito asentamiento. 

-Pues sí. Al parecer, los griegos fueron los primeros en llegar hasta La Malahá. Lo llamaron “Malka”, que quiere decir “valle templado”. Luego, en el siglo II a.C., los romanos, al mando del cónsul Miomes, la conquistaron denominándola “Misarza”. Durante el siglo VI los visigodos se asentaron en la población llamándola Mizaxsa, en alusión a los beneficios de sus aguas termales, que algunos estudiosos traducen como “alivio de los dolientes”. El nombre actual es una derivación de al-Mallaha (en árabe: alquería de la sal). Y para mayor abundamiento, en el año 1487 fue conquistada por los Reyes Católicos, quienes cedieron dos años después la explotación de las salinas a “El Zagal”, cuando éste rindió las plazas de Guadix y Almería a los cristianos. Por La Malahá transcurre la Ruta de los Almorávides y Almohades. 

-¡Qué maravilla! Ciertamente, La Malahá contiene historia y de la buena. Me imagino que, tras esta fugaz visita, volverías en otras muchas ocasiones para seguir indagando sobre sus raíces. 

-¡Sí, claro! La Malahá, ubicada entre la Vega de Granada y las Tierras de Alhama, ha sido una constante en mi formación profesional. Después de aquel inolvidable viaje, la he visitado en numerosas ocasiones, encontrando siempre elementos necesarios que me han ayudado a crecer como periodista y escritor. 

-Doy por hecho que tu olfato de explorador de lo ignoto, habrá descubierto algo misterioso que, para el común de los mortales como yo, habría sido difícil descifrar. 

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-Sí, ciertamente, puedes darlo por hecho, querido amigo. Verás. Los resultados de lo que tú llamas olfato de explorador de lo ignoto llegaron algo más tarde. Un díahice un recorrido desde los grandes peñones de Jaque, en compañía de Enrique, el responsable de las salinas. Inopinadamente, entre el torreón, el puente romano, las acequias y las albercas advertí la presencia de una piedra muy diferente a las demás. Se trataba de la cubierta de una sepultura que, para mí sorpresa, estaba grabada con la cruz paté de los templarios. 

-Entonces, harías como el famoso Arquímedes que, al darse cuenta de su importante descubrimiento -le comenté con cierta retranca-, salió desnudo por las calles, por la emoción de su hallazgo, gritando: ¡"Eureka, Eureka"! 

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-Ja, ja, ja… Veo que tu gran sentido del humor sigue inalterable. Sin embargo, siento decepcionarte en este punto. La escena que describes no tuvo lugar puesmi pudor me impidió salir por la zona en paños menores al modo en que lo hizo Arquímedes. Lo que sí recuerdo vivamente de aquél memorable descubrimiento es que me pregunté: ¿cómo podía encontrarse una tumba de un caballero templario en aquel escenario tan lejano para el mundo cristiano de la España de los siglos XII, XIII y XIV? Posteriormente, tras muchas horas de investigación, mis pesquisas me llevaron a escribir una novela histórica: “La confesión”. En esta obra explico que la Granada nazarí concedió a los templarios un espacio geográfico que se llamaría “El Temple”. Precisamente, su capital se encontraba en esta población. Por ello, no debe sorprendernos que, todavía en nuestros días, se conoce a La Malahá como la “Puerta Oriental del Temple”. Probablemente aquellos templarios instalados aquí ayudarían a los nazaríes en la victoria sobre los infantes de Castilla en la batalla de Sierra Elvira, un hecho que tuvo lugarel 25 de junio de 1319 en los alrededores de Pinos Puente. 

-¡Qué interesante! -exclamé. Luego, repetí: La Malahá o “Puerta Oriental del Temple”. 

-Sí, así es. Pero hay más. A La Malahá también se la conoce como el pueblo de las “Tres Aguas”: las termales del balneario, las del Baño Frío, y las salinas. 

-Veo que La Malahá contiene una caja de sorpresas… 

-Sí.  Mira…el área termal, recientemente rehabilitado para atender las necesidades de un viajero de nuestro tiempo, ofrece una piscina termal con capacidad para 250 personas, cuyas aguas contienen probados beneficios terapéuticos para dolencias del sistema nervioso, la piel y enfermedades como el reúma. 

-Vaya, un gran atractivo turístico para cualquier viajero… 

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-Sin duda. Este pueblo contiene éste y otros muchos atractivos; y para cualquier escritor constituye una fuente de inspiración, por la mágica atmósfera que lo impregna. En fin, La Malahá o “El Valle Templado”, para los griegos; el “Alivio de los dolientes”, para los romanos, y “La tierra de sal”, para los musulmanes, tiene mucho que ofrecer a cualquier visitante. Porque -esto debo dejártelo claro, José Antonio- no se trata de una localidad de paso, sino de residencia, de acogida, de encuentro de civilizaciones, de armonía y de paz. Sus salinas, las aguas termales, la riqueza natural, el microclima de su atmósfera, el aljibe, el torreón y el puente de las salinas, así como el resto de un patrimonio histórico-arqueológico, sus fiestas populares y su variada oferta gastronómica tradicional, el cuerpo incorrupto de San Vicente Mártir, el cuadro del Señor de la Buena Muerte, la amabilidad y hospitalidad de sus gentes, etc., son elementos que confirman la singularidad y la riqueza patrimonial de este pueblo, en todos los sentidos. 

-Bueno, creo que lo has dicho todo sobre este precioso paraje y yo he quedado plenamente convencido de su enorme interés paisajístico, histórico, cultural y arqueológico. Ahora toca conseguir el “más difícil todavía”, es decir, convencer a todo el mundo. Para tal fin, antes de dar por finalizada esta entretenida e interesante conversación en torno a La Malahá, te propongo que intercambiemos los papeles de “gavilán a paloma” y que sea yo ahora quien te proponga un desafío televisivo. Se trata de que mires al objetivo de una cámara imaginaria, para dirigirte a un público imaginario, con el fin deconvencerle de las lindezas de este maravilloso lugar en una alocución de aproximadamente un minuto. ¿Te animas? 

-Sí, claro. ¿Cómo no? Allá voy. Verán, desde mi modesta opinión, como granadino que viera la luz del mundo a mediados del siglo XX, asomado a la ventana de un carmen del Albayzín y contemplando como telón de fondo la grandiosidad espacial de la Alhambra, pienso que La Malahá, una población que transmite paz y acogimiento, tiene todos los valores para ser declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad. 

-Pues que Dios te oiga y se cumpla algún día tu precioso y noble deseo.


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*Imágenes: Jesús Ávila Granados

4 Comentarios

1

Muchas gracias, siguiendo tu consejo he seguido con avidez este articulo. Mi madre, catalana, ya jubilada, visitó Granada y sus alrededores. Me regaló un libro sobre Granada y me dijo que no dejara de visitar esta ciudad mientras pudiera hacerlo, su belleza la dejó cautivada. Desde que cumplí sus deseos no solo visité en diversas ocasiones tanto la capital como muchas otras poblaciones de la provincia sino que me hice amigo de la presidenta de la Casa de Granada en el Vallès junto con muchos amigos socios. Gracias a ello te conocí también a tí, un orgullo para mi. No conozco La Malahá aunque esta claro que es por desconocimiento de su propia existencia, porqué abré pasado en más de una ocasión por sus puertas. Su hay una nueva ocasión no dejaré pasar la oportunidad. Un fuerte abrazo.

escrito por Pedro Ramon Nadal 28/mar/22    21:31
2

Muy interesante, me ha hecho volver y recordar al querido pueblo de mi infancia, donde fui intensamente feliz, muchas gracias

escrito por Cecilio Castillo Alferez 24/mar/22    00:41
3

Muchas gracias, Jesús.Una vez más queda claro tu conocimiento y cariño por nuestro querido pueblo.Otro amigo me dijo que La Malahá es un lugar mítico,estamos de acuerdo.Un abrazo.

escrito por Luis Ramón Alférez Guerreo 23/mar/22    23:05
4

Aún sin poder ir a La Malaha, con su escrito e imaginación me atrapa su descripción. Gracias por compartir. Una mexicana leyéndolo en EU.

escrito por Magdalena 23/mar/22    21:15

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