La calle Divan Yolu goza de una animación especial durante casi todo el día. Por la noche, sus tiendas permanecen abiertas y sus luces iluminan las aceras. Por la mañana, los visitantes de Estambul se afanan en seguir a su guía o consultar sus planos, o Google Maps. Su destino suele ser la plaza Sultanahmet, con Santa Sofía y la Mezquita Azul, para continuar hacia el palacio de Topkapi. Me decido a caminar en sentido contrario hacia Çemerlitash y el Gran Bazar. Quiero encontrarme con el recuerdo de Koca Sinan Pasha, Sinán el Grande.
La posibilidad de alcanzar las más altas jerarquías en tiempos del imperio otomano se cumplió con este importante personaje nacido en Albania hacia 1520, hijo de una familia de granjeros. El reclutamiento obligatorio de niños cristianos en los territorios del Imperio le permitió entrar en el prestigioso cuerpo de los jenízaros, formarse en el Colegio Real y ascender hasta el puesto de Gran Visir (como un primer ministro de nuestro tiempo) en varias ocasiones. Sirvió a los sultanes Murad III y Mehmet III.
Dirigió la campaña para la conquista de Yemen y la guerra contra los Safávidas de Persia. Atajó sublevaciones como la de los jenízaros de 1591 o contra Miguel de Valaquia. Fue gobernador de Egipto y Damasco y un hábil negociador que evitó conflictos cuando pudieron perjudicar al Imperio. También cayó en desgracia varias veces, pero logró recuperar su privilegiada posición. Se dice que promocionó a los albaneses para ocupar buenos puestos en la estructura jerárquica de la administración y el ejército. No es recordado con especial simpatía en Serbia ya que fue el responsable del traslado de las reliquias de San Sava a Belgrado. Allí fueron quemadas públicamente para dar ejemplo a la población sometida.
Al margen de su actividad como estadista, fue un hombre piadoso y caritativo y dejó un rosario de instituciones pías financiadas con su inmenso patrimonio, como era costumbre en otros importantes personajes durante el Imperio Otomano. Esta faceta es la que me lleva hasta su mausoleo en Divan Yolu con Yençeriler.
Cementerio del 'külliye' de Koca Sinan Pasha
Quien camina por las calles de Estambul se sorprende por la abundancia de pequeños cementerios junto a las mezquitas que exhiben lápidas y monumentos funerarios de personas cuyos nombres nos resultan ajenos. Están perfectamente integrados en el paisaje urbano y se asimilan como una peculiaridad curiosa.
Mausoleo de Koca Sinan Pasha
El mausoleo de Koca Sinán Pasha (al que no hay que confundir con otro Sinán Pasha nacido en Messina, Italia) está integrado en un külliye, un complejo cultural y religioso que integra la tumba con una madrasa o escuela coránica, una fuente, transformada en tienda de libros, y otras dependencias que voy recorriendo con pausa y acompañado por un ambiente de paz y reflexión que entusiasma mi espíritu. Tengo la impresión de estar en un sagrado lugar de aprendizaje. Por supuesto, me asomo a la tumba y rindo homenaje a este personaje. Le acompaña su esposa, hija del sultán Selim I. Tuvieron tres hijas y un hijo.
Mausoleo de Soliman el Magnifico
Para disfrutar del más impresionante külliye me traslado a la mezquita de Solimán el Magnífico (Süleymaniye camii). El complejo es inmenso. Los visitantes suelen centrarse en la exquisita mezquita. Ubicada en lo alto de la tercera colina de Estambul, ofrece una atractiva panorámica sobre la ciudad: el Cuerno de Oro, Gálata, el Bósforo, Asia, tejados, alminares delgados como lanzas…
El arquitecto de esta maravilla fue Mimar Sinán, el Miguel Ángel turco, que estableció un modelo que se repetiría en la ciudad y en otros lugares del Imperio. El conjunto de edificios estaba formado por un hospital, reconvertido en imprenta, un colegio médico, siete madrasas, una cocina pública o imaret, actualmente un restaurante, baños, tiendas y fuentes. También visito los mausoleos de Solimán, su esposa Roxelana y sus hijos. Muy cerca está la tumba de Mimar Sinán.
Durante décadas fue un foco cultural y científico de primer orden. Como todos los külliye, su promotor estableció un adecuado sistema de propiedades cuyas rentas financiaran el mantenimiento de este complejo. De esta forma se garantizaba la perdurabilidad del proyecto a la muerte de quien instó su fundación.
Mezquita Yeni Valide
Otros interesantes ejemplos de estos singulares complejos piadosos son el de Fatih o el de Sehzade, ambos impulsados por los propios sultanes. En el lado asiático, en Üsküdar, destaca el Yeni Valide.
El visitante comprobará que salen a su paso en el tejido urbano ya que están ubicados en zonas residenciales y funcionan, en parte, como catalizadores de la vida cotidiana de los vecinos, algo que ha continuado en la actualidad. Estos los utilizan para reunirse a charlar con los amigos evitando el aburrimiento, los enamorados para sus púdicos encuentros rodeados de extraños, las familias para juntarse en sus jardines, los niños para jugar con ruidoso entusiasmo y los visitantes para observar las escenas cotidianas y descansar de sus expediciones por las calles y las cuestas de Estambul. Forman parte de la vida de la ciudad que es necesario descubrir.
En la mezquita de Beyacit
Puedes recorrer la ciudad siguiendo la estela de estas instituciones que te brindarán paz y te sumergirán en la vida local. Los alminares son la mejor referencia visual.
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