​Las 12 uvas del nuevo año pondrán el cierre a un 2017 brillante para el enoturismo

Las perspectivas para 2018 son positivas, si bien la debilidad del dólar y la libra puede tener un impacto negativo para el turista internacional
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El año que finaliza ha sido positivo para el enoturismo, según la conclusión del balance anual que realiza el portal Turismo de Vino. El interés de los turistas en visitar bodegas continúa creciendo, si bien se percibe de forma creciente una demanda hacia una mayor diferenciación en la oferta de visitas que ofrecen. De este modo, las actividades diferentes a las visitas tradicionales crecen el doble que las visitas más turísticas, si bien éstas siguen representando más del 95% de las reservas de enoturismo en bodega.

Desde la empresa describen un 2018 marcado en primer lugar por el incremento de los precios de las visitas a las bodegas. Estas subidas, en ocasiones superiores al 20%, se deben en parte a la necesidad de las bodegas más visitadas de mejorar la experiencia al usuario, así como en la búsqueda de clientes con mayor capacidad de compra posterior.

“Nos hemos encontrado este año con muchas bodegas que incrementan el precio de sus visitas de forma considerable. Es algo que nos inquieta ya que hemos pasado en muy poco tiempo de una realidad en la que las bodegas no cobraban y estaban contentas de recibir visitas gratuitas con tal de conseguir ventas de vino a otra realidad de subidas de precio generalizadas”, comenta Luis Lechuga, CEO de Turismo de Vino.

Desde el portal mencionan que muchos de los clientes extranjeros que visitan las bodegas de España están acostumbrados a un modelo diferente en el que las visitas son gratuitas y en el que se premia la compra de vino tanto in situ como tras la visita.

“Recibimos comentarios de clientes extranjeros que han estado en muchas regiones vinícolas del mundo que quedan extrañados al comprobar que el precio de las visitas a bodegas es más caras que en otras prestigiosas regiones del mundo cuando los vinos son mucho más baratos”, explica el consejero delegado.

Desde el portal son optimistas de cara a la evolución del turista internacional, pero sí muestran inquietud ante una realidad de subidas de precio en visitas que se pueda ver agravado por un euro fuerte, así como también por situaciones como la generada por la crisis catalana que ha tenido un impacto muy negativo en las reservas del último cuarto del año.

“El tema de las subidas de precio nos preocupa mucho pensando en el cliente nacional joven. El público joven está entrando cada vez más tarde en el consumo de vino y nosotros pensamos que las visitas a bodegas deberían ser experiencias amenas y divertidas que permitieran acercar el vino a la población de menor edad. Las subidas de precio no ayudan en este sentido, sino más bien al contrario, y echamos de menos actividades orquestadas por grupos de bodegas que se enfoquen a ganar la atención del cliente de futuro”, afirma Lechuga.

La media del precio de una visita a bodega se situó en torno a los 10 euros en 2017, una cifra que subirá en 2018 muy por encima de la inflación. Al mismo tiempo, se observa una tendencia importante al alza de los precios de las visitas en las bodegas que más esfuerzos han hecho en enoturismo en el pasado. Desde la empresa comentan que hay una realidad muy diferente en otras bodegas que, bien por no estar en lugares fácilmente accesibles para el turista, bien por no haber puesto suficiente foco en el enoturismo, deciden no abrir en fines de semana salvo para grupos grandes o eventos. 

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