Esta coqueta ciudad portuaria del suroeste de Noruega es especialmente conocida por ser la puerta de entrada al famoso Preikestolen, el Púlpito, uno de los miradores más espectaculares del planeta, un lugar que regala unas vistas increíbles del fiordo de Lyse.
En el archipiélago de las islas Lofoten, al norte del país, se encuentra esta pintoresca localidad pesquera rodeada de montañas y fiordos y alfombrada de casitas de madera de color rojo que destacan entre los tonos verdes y azules del entorno.
Uno de los grandes atractivos de este remoto lugar de la Laponia noruega es su hotel de hielo. Esta localidad está bañada por el mar de Barents y se encuentra a más de 2.000 kilómetros de Oslo, la capital del país.
Visitamos la segunda mayor ciudad de Noruega, un lugar con vistas al mar que disfruta del abrazo permanente de impresionantes montañas y de algunos de los fiordos más bellos del planeta. En su famoso muelle se encuentran las características casas de madera de vivos colores que han convertido a la ciudad en un importante punto de atracción turística.
Recorrer los fiordos noruegos es una opción viajera escogida por muchos turistas ávidos de naturaleza en estado puro. Esta aventura cuenta con un recorrido repleto de espectaculares formaciones. Una de las más fascinantes y visitadas es un gran mirador de roca en el fiordo Lyse que se eleva 600 metros sobre el nivel del mar.
Catedrales, iglesias, mezquitas, capillas y templos de todo tipo son elementos fundamentales que, además de su simbología religiosa, figuran como obras arquitectónicas clave en nuestra historia más o menos reciente. Son lugares de obligada visita para los viajeros.
Viajar, ya sea para conocer lugares nuevos o para repetir destino, es lo que hace más felices a las mujeres españolas, según un estudio de la agencia de viajes online Rumbo. Un 55% afirma sentirse más feliz cuando viaja que cuando vive otras experiencias como, por ejemplo, practicar sexo (13%), degustar su plato favorito (11%), ir de compras (10%) o hacer deporte (7%).
Viajamos a Laponia y a Drobak, donde Santa Claus tiene sus residencias habituales.